La melancólica muerte del chico ostra
Una de las historias más sombrias y tiernas que se le pudo haber ocurrido solamente a una de las más privilegiadas mentes creativas; Tim Burton, que en esta historia a modo de poema, relata las desventuras de Sam (Carlo) un niño que nació mitad ostra, hace ya 10 años que este libro fue publicado junto con otras historias, para leer el poema, dar click en
Se le declaró en la costa,
y en la playa fue la boda.Su larga luna de miel
en la isla de Capri fuePara la cena el mesero
les puso un solo platillo:
un gran caldo de mariscos.
La novia pidió un deseo.Y el deseo se realizó.
Dio al fin a luz un bebé.
Pero éste ¿era humano o no?
Bueno, quizá. Tal vez.Diez dedos en pies y manos,
y demás órganos sanos.
PodÃa sentir y escuchar.
Pero ¿normal? No, ni hablar.Este engendro antinatura,
Este cáncer indecente,
Era la imagen viviente
de toda su desventura.Ella se quejó al doctor:
“No es hilo de mi madeja.
¿De donde sacó ese hedor
a salmuera, pez y almeja?â€â€œY ha sido usted afortunada.
Yo la semana pasada,
trate a una niña con pico
y tres orejas. ¿Me explico?
Si es mitad ostra su niño,
búsquese a otro a quien culpar.
-Y añadió con cierto guiño –
¿Se ha puesto a considerar
una casita en el mar?â€No sabÃan como llamarlo.
A veces le decÃan Carlo
y a veces -con voz perpleja-
“eso que parece almejaâ€.Encogido el corazón,
Ninguno en verdad sabÃa
si el chico ostra algún dÃa
romperÃa el caparazón.Los cuatrillizos Montalvo
cierta vez se lo toparon.
Le espetaron un “¡Bivalvo!â€
y enseguida se escaparon.Una tarde en que llovÃa,
Carlo se sentó en la calle.
Y miró arremolinarse
el agua en la alcantarillaAparcada en la cuneta,
conmovida y afligida,
su madre daba salida
a su congoja secreta.Ya se habÃan acostado
una noche, y ella dijo:
“Cariño, huele a pescado
y yo creo que es nuestro hijo.
Y aunque dicen que una dama
debe callarse esas cosas,
me parece que le endosas
tus problemas en la cama.â€El probó cuanta loción
pudo hallar en el mercado.
TenÃa el cuerpo colorado
y comezón, comezón.
Y de rascar y rascar
la piel le empezó a sangrarEl doctor, tras una pausa,
dijo: “El remedio a su mal
podrÃa ser su misma causa.
Las ostras, como sabéis,
dan gran potencia sexual.
Supongo que si os coméis
a vuestro niño podréis
saciar el ansia carnal.Se acerco muy de puntitas,
muy a oscuras y en celada,
porque no notara nada
quien le daba tantas cuitas.
Y en voz muy baja le dijo:
“Carlo queridÃsimo, hijo:
no quisiera interferir
ni causarte desconsuelo.
Pero ¿has pensado en el cielo,
o te has querido morir?â€Carlo parpadeo al oÃrlo
pero no le dijo nada.
Su papi apretó el cuchillo
y se aflojó la corbata.Cuando lo levantó en vilo,
Carlo le mojó el abrigo.
Y en su boca ya la valva,
se escurrió por su garganta.En la costa lo enterraron,
en la arena, junto al mar.
Una oración murmuraron
y se fueron a cenar.Una cruz que daba pena
marcaba su sepultura
y unas letras en la arena
prometÃan vida futura.Pero al subir la marea
una ola grande y fea
borró sin pena ni gloria
para siempre su memoria.De regreso en el hogar,
él se le empezó a acercar.Le besó y le dijo: “Bella,
hagamos otra faena.â€
“Pero esta vez –susurró ella-
pidamos que sea una nena.â€
snif! snif!
Muy buen poema! Ha ese escritor lo admiro mucho por sus historias llenas de fantasias oscuras 😀 Esperoy y publique otro libro mas